Leonardo Cano: “Cada escritor escribe la novela que le gustaría leer”

Escritores murcianos

  • El autor murciano nos presenta su primera novela publicada, La edad media, una historia en la que se produce una confrontación entre la realidad y nuestros anhelos
  • “Seguro que hay por ahí alguien que no ha leído un libro y que está a punto de cambiar la historia de la literatura”

Leonardo Cano es licenciado en Derecho y acaba de publicar su primera novela, La edad media, en donde muestra una trama de colegios privados, de sueños rotos y de realidades de las que no puedes escapar. La agudeza de esta obra radica en su peculiar procedimiento para ser relatada; el escritor murciano no se conforma con narrar a la manera tradicional, sino que va más lejos aun y muestra tres estilos completamente diferentes y que permiten al lector sumergirse en un mundo distinto en función de la perspectiva en la que se encuentre.

La historia nos presenta a M –sí, han leído ustedes bien, M a secas-, un joven abogado frustrado por su trabajo en la administración pública. Sus sueños cuando era un niño no eran precisamente convertirse en un funcionario más. Por otro lado aparece Fauró, antiguo compañero del anterior y protagonista de una historia de amor a distancia con Julia. Estos dos jóvenes estudiaron juntos en un colegio privado, con su amigo González, también llamado por todos elhijodelRana -sí, han vuelto a leer correctamente, así, todo junto, elhijodelRana-, y es su paso por la escuela, el Bosco, y su posterior traslado al instituto, lo que completa esta obra, formada, en resumidas cuentas, por tres historias con un personaje distinto en cada una de ellas y unos estilos de narrar totalmente distantes entre sí.

Leonardo Cano
Leonardo Cano. Foto: heraldo.es

¿Cuándo supo que quería dedicarse a la escritura profesionalmente?

Leonardo Cano: De siempre, imagino, o de nunca. Ser escritor es una cosa que creo que no me he parado a pensar nunca. Escribir sí, escribir desde pequeño. Me recuerdo encerrado en mi habitación leyendo, una habitación atestada de libros. Imagino que por mímesis empecé a escribir poemas y relatos al principio, y siempre con la idea en la cabeza de escribir una novela, pero postergándola por estudios, exposiciones, máster…

¿Por qué el título “La edad media”?

L.C.: En principio, como choque. Quería referirme a la mediana edad, a esa edad que aparece en el primer verso de La Divina Comedia: “En el medio del camino de nuestra vida” (Nel mezzo del cammin di nostra vita). Entonces, por el choque entre esa mediana edad y el periodo histórico de la Edad Media; periodo que se nos ha vendido como salvaje y bestial; y como gran parte de la historia trataba de ese colegio y ese instituto también muy salvaje y donde los instintos animales afloraban, quería lograr esa confrontación y ese choque.

Al ser tres historias que se cruzan en el tiempo, siempre la edad es lo que las separa y era muy importante para mí; quería que esa mediana edad quedase reflejada en el título.

El libro mezcla tres estilos completamente diferentes. ¿Por qué eligió esa manera de escribir?

L.C.: Imagino que porque era lo que me pedía la historia y así me salió. Luego, reflexionándolo, sí es cierto que fui buscando una voz narrativa que influyera mucho en el argumento y en la trama. Así que decidí que iban a ser tres puntos de vista diferentes sobre el fracaso, sobre esos sueños rotos. Pensaba que era un tema bastante complejo y que necesitaba de ese enfoque triple y de ese tríptico de voces, y creo que la propia historia me pidió esos narradores tan disímiles y también tan peculiares.

¿Se ha inspirado en algún autor para conseguir esos estilos o sencillamente se le ocurrió de esta forma?

L.C.: Tengo que confesar que se me ocurrió así, pero basándome en la célebre frase de Eugenio D’Ors que decía que todo lo que no está en la tradición, es plagio, tendré que decir que hay una larga tradición en la que seguro que me he basado, ¿no?

Los narradores nihilistas de Michel Houellebecq seguro que me han influido; La ciudad y los perros, de Vargas-Llosa -en la que disfruté muchísimo de sus diferentes narradores- también tiene una historia de un colegio militar, el Leoncio Prado, que con toda seguridad es un antecedente de mi San Juan Bosco. Pero imagino que casi cualquier lectura, cualquier cómic, cualquier guionista (como Aaron Sorkin), cualquier escritor de los que prefiero (como Alberto Olmos) han terminado por participar en esas voces.

El tema de los sueños rotos es recurrente en su novela. ¿Por qué ese tema en particular?

L.C.: Era un tema en el que no podía dejar de pensar. Imagino que cada escritor siempre elige el tema por el que está obsesionado en ese momento. Recuerdo una frase de Flaubert que dice que los temas no se eligen, se soportan. Imagino que yo soportaba en ese momento el tema de la frustración. Veía en mí, a mi alrededor, a mis compañeros, a mis amigos, que al llegar a la edad de los 30, con la crisis, nos paramos a pensar en esos anhelos que habíamos tenido, y nos vi -a mí, a mis amigos, a mi generación- un poco perplejos ante lo que estaba sucediendo. Me pregunté si eso no le habría pasado a todos los seres humanos en todo momento y solo quise investigarlo viendo cuáles eran los inicios de esa educación que aspira a hacernos mejores, y cuál era el presente de la realidad, a dónde había llegado. Quería ubicar un poco en qué momento estaba toda mi generación.

Entonces, ¿hay algo de autobiografía?

L.C.: Hombre, sí. Yo creo que cualquier escritor imprime parte de su vida dentro de su obra, y, desde el inicio de los tiempos literarios, la subjetividad del autor siempre ha estado. Ya Montaigne o Proust seguro que pudieron ser iniciadores, pero mi tesis es la literatura del yo relacionada con Internet y he llegado a ver, en los inicios de esa referencialidad del autor en su obra, hasta a los escribas egipcios que se grababan ellos mismos para aparecer en el relato histórico de sus vidas.

Sí, hay parte autobiográfica; una parte ínfima, puesto que hay una gran parte de ficción y los personajes están muy tratados, pero, al menos sí quise, al ser mi primera novela, basarla en unos ambientes que yo conocía: un colegio privado y elitista, de curas; el ambiente del mundo judicial que también conozco, y los chats, con una relación a distancia porque yo, como creo que todo el mundo, he tenido relaciones a distancia y ahora mismo es imposible casi vivir sin esas conversaciones.

Respecto a los personajes, ¿cuál le costó más perfilar?

L.C.: Pues… creo que todos. Todos tienen un gran trabajo de modulación, pero a la vez todos fueron brotando, casi. Seguro que hay parte de mí en ellos y también parte de la gente que conozco, de mis héroes literarios, del cine o del cómic. Seguro que hay parte también de ensoñación.

Usted ejerce como funcionario en la Administración pública. Uno de sus personajes, Moya, realiza una crítica de esta institución. ¿Su opinión se asemeja a lo que piensa Moya de ella?

L.C.: No, no tanto. El mundo judicial siempre he dicho que creo que da para varias novelas -pero creo que me he decidido que lo que ya daría sería para una serie de televisión, y desde aquí me propongo para escribirla si alguna productora quiere (risas)-, pero, por supuesto, estos son arquetipos y hay casi una sátira de ese mundo. Parte de ese mundo existe, los personajes no son tan extremos, pero sí hay una base real.

La edad media, la primera novela de Leonardo Cano. Foto: udlibros.com
La edad media, la primera novela de Leonardo Cano. Foto: udlibros.com

¿Se esperaba el éxito que iba a tener esta novela?

L.C.: Hace poco estuve pensando en esto y se da la circunstancia de que, a pesar de que yo en mi vida suelo anticipar mucho las cosas y razonarlas, no me había puesto a pensar en cuál iba a ser la respuesta, así que ni esperaba menos ni esperaba más. Sencillamente, no esperaba nada; porque no lo había pensado. Preocupado por escribir la mejor novela posible, posteriormente por publicar en la mejor editorial posible, y en hacer conocer la novela de la mejor manera posible, creo que nunca me paré a pensar. La respuesta obvia es decir que no me lo esperaba, pero es que ni lo había pensado (risas).

¿Qué espera que el lector sienta tras leer La edad media?

L.C.: Pues imagino que lo que yo siento cuando leo las novelas que más me gustan: primero, un fogonazo lírico, y, por otra parte, que me hagan pensar; me gusta leer novelas que expresan ideas que son chocantes o al menos extrañas, pero que me hacen pensar, independientemente de si las creo firmemente o las detesto. Si me hacen pensar, a mí me han ganado. Yo creo que, al final, cada escritor escribe la novela que le gustaría leer.

Menciona muchos autores y en la novela también aparecen una gran cantidad de escritores y artistas. ¿Cree que se debe tener un bagaje previo de lecturas para poder ser buen escritor?

L.C.: Mi primera idea para responder a esa pregunta sería decirte que sí, que debería ser así; pero creo que una persona que no haya leído nada en su vida podría escribir un grandísimo libro también, porque pienso que existen escritores de raza que, sin saber de dónde, sacaron ese impulso creativo, ese impulso casi genial, y hay ejemplos en la historia de la literatura. Desde luego, conocer el ecosistema en el que te mueves es fácil que nos parezca a todos casi mínimamente necesario, pero la realidad es que seguro que hay por ahí alguien que no ha leído un libro y que está a punto de cambiar la historia de la literatura (risas).

¿Un autor y una obra que recomendara leer?

L.C.: Yo a la gente lo que le recomendaría sería que leyesen cosas para disfrutar, así que podría recomendar las últimas novelas con las que he disfrutado mucho, como 10.04, de Ben Lerner, o Tormenta de verano, de García Hortelano. Pero suelo disfrutar también mucho con los diarios de escritores, y siempre que pienso en lo bien que me lo he pasado leyendo, me vienen a la mente los diarios de John Cheever o los poemas de No amanece el cantor, de José Ángel Valente.

Y, como la música está muy presente en su novela, ¿un autor o una canción que crea que el público deba conocer?

L.C.: El público debe conocer lo que ya conoce y lo que quiera conocer, pero sí, puedo hacer notar que la música es importante en la trama y tiene que ver con la música que dominó los noventa y que fue, digamos, vital, para esos chicos de instituto entre los que yo también estaba. El grunge, con Nirvana, con Pearl Jam, Blind Melon, y tantos otros grupos, seguro que marcó mi infancia y puede ser que tuviera que ver en la persona que soy ahora.

Y, para finalizar, ¿qué le recomendaría a un chico joven que está escribiendo su primera novela?

L.C.: Que la termine. Escribir una novela es un proceso tan fácil o tan difícil como uno se lo proponga. Escribir una novela son un montón de horas sentado contra todo: contra el teléfono, contra los amigos diciéndote que vayas a tomar algo, contra tu familia diciéndote que por qué no has arreglado no sé qué, contra tus estudios, contra tu trabajo… Si consigues terminarla, será totalmente un logro. Y luego luchar por que esa novela salga a luz, que se publique, cosa que cada vez es más difícil. Y, si no se consigue, seguir escribiendo y volver a escribir otra, y así hasta que la tenacidad lo soporte.

 

Leonardo Cano, que nos cuenta que ya está pensando en su próximo libro, ha conseguido mostrar con gran maestría, en su primera novela, el choque entre una realidad compleja y nuestros propios anhelos.

 

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