María Marín es una ciezana que ha publicado su primer poemario con Boria Ediciones. Aunque ya había colaborado con distintas revistas literarias, es en El desafortunado intento donde podemos disfrutar de una visión ampliada de sus versos. Unos versos que dan cuenta de un futuro prometedor para esta filóloga que deja aflorar sus sentimientos en una poesía madura.
¿Cómo se siente al tener entre las manos su primer poemario?
Una sensación extrañísima; algo así entre incredulidad y miedo, pero también una ilusión y una emoción que hacía años que no sentía. Sigo sin creerme nada todavía. A veces tengo que buscar el libro y verlo para confirmar que es de verdad.
En sus versos habla de estar consigo misma. ¿Prefiere la compañía o se siente a gusto en el silencio de la soledad?
Para todo hay un momento y me gusta disfrutar de ambas cosas. Con los años he aprendido a gestionar mejor la necesidad de estar sola, porque a veces pasar mucho tiempo contigo misma es complicado (y algo peligroso en ocasiones); tienes más tiempo para pensar, y pensar es muy desordenado. Ahora me permito disfrutar también de la compañía, que es algo de lo que me había privado durante demasiado tiempo.
¿Es muy necesaria esta soledad para el poeta?
No sé si necesaria, pero a mí me ha ayudado bastante; te permite plantearte cosas que de otro modo ni se te pasarían por la cabeza. Aunque creo que todo debe ser en su justa medida: la soledad también es mala compañía algunas veces.
¿Lo que inspira sus versos es su propia vida?
Es cierto que en el libro hay más de mí de lo que me gustaría, pero entiendo todo acto literario como ficción, y es así como me gustaría que se leyera. Pero que sea ficción no implica que no sea real. Al final, que cada uno saque sus propias lecturas y conclusiones es estupendo.
Hay un texto final sobre la importancia de las cosas. ¿Qué es lo más importante para usted en su poesía?
En mi intento de poesía entiendo como lo más importante no caer en lo patético, en lo ridículo.
Cada poema se abre con una cita de un autor reconocido. ¿Se ha inspirado en los clásicos para escribir?
Creo que todo está ya dicho desde la noche de los tiempos. Los que siguen escribiendo (o lo intentan) buscan dar su visión o contar su experiencia de determinados temas. Por eso me parece tan importante leer antes de ponerse a escribir. Leer todo lo posible, porque creo que es la única manera de no caer en lo patético.
¿Tiene algún referente literario?
No sabría quedarme solo con uno, pero puedo hablarte de Sylvia Plath; siento desde hace muchos años una especial predilección por ella. Desde que la encontré, se ha quedado y forma parte de mi vida. Puede que sea la autora a la que guardo el sentimiento más cercano a la devoción.
Parece que los gatos son realmente importantes en su vida, o así lo reflejan sus poemas. ¿Se siente identificada con la personalidad de este animal?
Son importantes, desde luego. Los gatos son dioses; si tuviera que rezarle a un Dios, sería a un gato. Admiro sobre todo su paciencia. He aprendido mucho de ellos, y me resulta muy relajante que el gato con el que vivo venga a dormir por las noches conmigo o que se pasee por mi espalda por las mañanas.
Tiene un poema que es un hipotético diálogo con Dios. ¿Cree en su intervención en nuestra vida?
Creo que soy agnóstica. No es que no crea en Dios, es que la pregunta de su existencia tampoco es algo que me haya inquietado nunca. Pero no creo que intervenga en el discurrir de la historia, si es que existe. Quizá mañana piense algo distinto, porque son cosas que no me he planteado nunca realmente.
¿En qué punto se encuentra la poesía en nuestra sociedad?
Creo que en la actualidad se peca un poco de inconsciencia (quizá yo la primera) y de prisa, pero eso puede que haya pasado siempre, no lo sé. Pienso que todo lo que merece la pena lleva un tiempo, y ahora parece que todo sean prisas. Al final quedará y trascenderá lo que verdaderamente valga la pena.
¿Cómo ve el movimiento poético que está surgiendo en Murcia?
No puedo hablar de esto con mucha experiencia porque realmente tampoco he estado muy pendiente hasta ahora, pero me parece estupendo que la gente emplee su tiempo en leer y en escribir y en reunirse para hablar sobre ello.
¿Qué le diría a los jóvenes que quieren luchar por la poesía?
Que sigan haciéndolo, y que no paren de leer: eso les llevará a grandes cosas.
Un libro que recomiende.
Soy bastante indecisa para todo y cuando me preguntan este tipo de cosas no sé elegir, así que, como he nombrado a Sylvia Plath, diría La campana de cristal. Pero me viene a la cabeza ahora mismo también Otra vuelta de tuerca, de Henry James, que es una novela brutal. De poesía, el que más me ha gustado últimamente es La policía celeste, de Ben Clark, que es fantástico.
Vía Cartagenadiario.es